- marzo 26, 2020
ANDRÉ LUIZ DE OLIVEIRA
Sargento Segundo de la Policía Militar
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¿POR QUÉ MATAMOS?
Decidí ser policía porque está en mi sangre. Mi padre era policía. Es mi segunda piel. El objetivo es servir y proteger, pero somos un ejército porque estamos en una guerra no declarada por territorio. Vas a una comunidad y ves a un pueblo pobre, abandonado y al mismo tiempo es un lugar explotado por el tráfico. Si la policía no entrara no habría enfrentamiento. ¿Pero vamos a dejar imponer al tráfico su ley? Ellos ahí matan. Ellos son jueces. Imagina salir con tu hijo y ver a un tipo con un fusil y una bolsa de cocaína vendiendo en la puerta de tu casa. Los niños acaban pensando que aquello es normal. Y los bandidos armados se convierten en sus héroes.
Rio de Janeiro es una ciudad donde mueres por tu trabajo. En el tiempo de mi padre el vagabundo (criminal) era un tipo viejo, tenía un respeto. Ahora son una pandilla de adolescentes con un arma en la mano, sin estudios, sin expectativas en la vida. Ya he perdido a varios compañeros, muchos. El último estaba en su carro y lo mataron porque descubrieron que era Policía Militar. Si matan a un policía ganan estatus.
Llevo casi 20 años en la lucha contra el tráfico y no puedo contar las operaciones que he hecho. Ya he estado en un enfrentamiento con un compañero baleado al lado. Estuve tirado en la mata seis horas sin poder estornudar para que no me descubrieran los bandidos. Si te descubren o corres, o reaccionas o mueres. Si te cogen y te llevan a la favela es peor: te torturan. No sé cuántos autos de resistencia he tenido. Recuerdo el primero. Fue hace 18 años. Era un asalto. Con la primera persona que hablé fue con mi padre. No es natural ver morir a alguien. Uno no crece pensando que va a matar. Mi padre me dijo «es algo natural en el trabajo, no va a pasar ni una, ni dos, ni tres o cuatro veces».
Río de Janeiro, Marzo 2017.
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