El movimiento psicodélico en Estados Unidos, donde cada año un millón de personas son encarceladas por delitos relacionados con drogas y casi 100,000 mueren por sobredosis, es la nueva promesa de una búsqueda que alimenta la esperanza de excombatientes, mujeres de mediana edad, víctimas de abuso sexual, parejas o enfermos de cáncer, y la cartera de las farmacéuticas: vivir en un mundo feliz. Hoy se publican cientos de estudios científicos sobre el poder curativo de la psilocibina, el MDMA o la ibogaína, contra la depresión, la ansiedad o el estrés postraumático mientras la industria de la represión alrededor de las drogas sigue causando dolor en el mundo.
¿Puede salvarnos de nuestros traumas el “enemigo público número 1”?